lunes, 7 de julio de 2008

DIARIO DE GUERRA. Entrada 007.

El hombre, más allá de los últimos 8 ó 10.000 años, es un enigma. Como ciegos que tratan de imaginarse un paisaje, no podemos hacer otra cosa sino lanzar hipótesis o aventurar conjeturas sobre los que nos precedieron; sobre aquellos que estaban aquí mucho antes de que llegáramos.

Doctor Jiménez del Oso.

TRIBUTO A UN GRANDE. Con estas palabras, doy inicio a un sentido y sincero homenaje a una de las figuras más increíbles, maravillosas y fascinantes de la España del siglo XX y, hasta el momento, XXI: el doctor Jiménez del Oso. Vaya antes que nada una breve biografía muy resumida de su vida de divulgador, sabio y alquimista de lo imposible a través de documentales, programas de televisión y viajes, muchos viajes:

Fernando Jiménez del Oso (Madrid, 22 de junio de 1941 – Madrid, 27 de marzo de 2005), psiquiatra y periodista español, director de revistas y programas de televisión.

Su primer contacto con el medio televiso llegaría en 1967 al colaborar con Narciso Ibáñez Serrador como guionista en algunos capítulos de la serie “Historias para no dormir” de TVE. En 1976 se le ofrece la oportunidad de dirigir y presentar “Más Allá”, que estuvo en antena hasta 1982, con altas cotas de audiencia. Precisamente gracias a este programa iniciaría viajes por distintas partes del mundo con vistas a la grabación de reportajes, especialmente a Egipto, México y Perú.

Entre 1982 y 1984 su espacio pasó a denominarse “La puerta del Misterio”, dentro del cual, aparte de los programas grabados en estudio, albergó dos series de documentales realizados y presentados por él: “El otro Perú” —rodado en el país andino y dedicado a su rico patrimonio precolombino— y “Ellos” —dedicado al fenómeno OVNI, con testimonios de testigos de toda condición social, incluyendo pilotos y militares—.

En 1989 vendrían dos nuevas series documentales, “El imperio del Sol” y “El otro México”, dedicadas, respectivamente, a las culturas precolombinas peruanas y mesoamericanas. Esta labor de divulgación le valdría recibir sendas distinciones oficiales de Perú y México.

También ese año rodaría otra serie, “En busca del misterio”, en compañía del periodista y escritor Juan José Benítez, recorriendo el continente americano y la Isla de Pascua.

Años después vendrían programas de debate sobre misterios en televisiones locales (“Misterios en la intimidad”, 1995-1996) y autonómicas (“La otra realidad”, 1999-2000). Finalmente realizaría “Viaje a lo desconocido”, su única seria de documentales que quedaría inédita en televisión, apareciendo en DVD, cuyo rodaje le llevaría por Europa, América Latina, Jerusalén y Pakistán.

También ha colaborado en numerosos programas de radio, a destacar con Juan Antonio Cebrián, otro de los grandes que, tristemente, ha fallecido en este año. Curiosamente, el doctor Jiménez del Oso ha escrito pocos libros, pocos más de una docena, pues siempre aseguró que nada más fácil que difundir cultura que a través de las imágenes, sobre todo en esta sociedad bastante panolizada.

El doctor Jiménez del Oso era un experto orador, un terrible litigante que ha desmontado pieza a pieza los andamios falsificados de la Historia ortodoxa que siempre nos intentan vender. A través de una aplastante lógica, sembrando la duda, desmintiendo con pruebas o a través de interrogantes, el doctor Jiménez del Oso no solo ha sido la pesadilla de sabios, científicos o historiadores a sueldo de gobiernos o empresas, sino también de reconocidos ufólogos, cuentistas o estafadores, pues si ha habido algo que este buen doctor siempre ha amado por encima de todas las cosas ha sido la verdad.

Él no imponía, ni afirmaba categóricamente, ni practicaba la crítica destructiva, pero no se callaba, ni dejaba de decir lo que pensaba a pesar de que le tacharan de iluminado o loco. Con un CI muy superior a la inmensa mayoría de científicos de renombre, siempre ha sabido endulzar su ilimitada sapiencia con dosis de modestia, sensatez y tolerancia. Solo con escucharle hablar, uno comprende que grande era su inteligencia y humanidad. La comunidad científica nunca le tuvo en consideración, claro, hablaba de hombrecillos verdes, pero su sapiencia e inteligencia operaban a niveles a los que solo unos pocos privilegiados pueden acceder.

Otros, quizá, han tenido un mayor éxito, pueden ser los casos de J. J. Benítez, Iker Jiménez o Cebrián, pero ninguno ha obtenido el respeto ni el nivel del, por otro lado, maestro de todos ellos. El doctor Jiménez del Oso impuso un estilo, una clase inimitable. Muchos me dirán que a que viene ahora rendir homenaje a dicho personaje si ya hace tiempo que falleció. ¿Bueno, qué más da la fecha? Lo importante es que se haga cuando uno lo cree oportuno. Y creo que es el momento. El mundo es un lugar un poco más oscuro desde su partida, estimado doctor, pero gracias a su sabiduría compartida, su memoria no se perderá y contribuirá a hacer de esta miseria un lugar mejor para vivir. La tripulación de la Nave Mundo ha tomado muy en serio sus advertencias y escuchado sus mensajes. Ya estamos trabajando en ello. Los signos y los mensajes están ahí, solo hay que tener una mente abierta para darse cuenta. Pronto llegará el momento. Fin de la entrada 007. LOBO.

A la memoria del doctor Fernando Jiménez del Oso, 1941-2005.

Viñeta dedicada a Cebrián, otro de los grandes.





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