lunes, 21 de julio de 2008

DIARIO DE GUERRA. Entrada 009.

BLAS DE LEZO. Es el siglo XVIII, el año 1740. España es un país roto, consumido por las glorias del pasado, atrasado y en ruina tanto económica como políticamente y socialmente, pero sigue siendo un imperio de ultramar y levanta todavía respeto y temor entre sus enemigos, que son casi todas las naciones. Con la llegada de los Borbones al trono español, Francia era nuestra aliada, pero Inglaterra, siempre envidiosa y mezquina, amenazaba con invadir las posesiones americanas del Imperio. Con la flota hecha un desastre, el ejército disminuido y las arcas vacías, España iba a hacer frente al mayor peligro desde la invasión árabe en épocas de los godos: Inglaterra pensaba invadir Cartagena de Indias y de este modo cortar las comunicaciones con los virreinatos de Perú y Nueva España, asfixiando sus comunicaciones y usurpando los territorios a España para siempre.

Para dicha tarea, Inglaterra puso en pie de guerra la mayor flota de desembarco jamás reunida (hasta Normandía en el siglo XX): 180 embarcaciones, 23.600 soldados y unas 3.000 piezas de artillería, todo bajo el mando del Almirante Vernon, y con colonos americanos como aliados al mando de Lawrence Washington (sí, hermano de ese tal Washington). Así pues, la amenaza era tremenda y nadie levantó un dedo para ayudar a los españoles. ¿Cómo iban a sobrevivir los territorios soberanos de América a tan tremendo asalto?

A tan vasto contingente enemigo, España solo podía oponer 6 navíos, 2.830 soldados y 990 piezas artilleras, a todas luces insuficientes. Era tan desigualada la contienda, que los ingleses acuñaron monedas con la “victoria” antes de que esta se produjera, pero lo que no contaron era que en Cartagena se encontraban dos españoles, dos gigantes de esos que un par de siglos antes era común encontrar a la vuelta de la esquina en cada aldea o ciudad de España. Esos héroes eran el virrey Sebastián de Eslava y el almirante vasco Blas de Lezo. Al principio, los dos hombres se enfrentaron entre sí por la estrategia a seguir y al final se impuso Eslava y se procedió a defender la posición. El 17 de marzo de 1740 los barcos ingleses comenzaron a bombardear las defensas españolas.

La situación era insostenible, así que Eslava, en gesto digno y honorable, cedió el mando absoluto a Blas de Lezo, veterano en las luchas contra los ingleses. El almirante, tuerto, cojo y medio manco era valiente, inteligente y sensato, y supo organizar una defensa increíble a base de ataques nocturnos a la flota y campamentos enemigos, excavar trincheras, rellenar muros y todo tipo de artimañas, pero sobre todo supo sacar a relucir el valor, la desesperación y la “furia española”, esa misma que durante doscientos años hizo imbatible a la infantería española. Los ingleses, tras semanas de dura lucha fueron derrotados y su Invencible Armada destruida. Las bajas fueron terribles: el 8 de mayo de 1740 se contabilizaron 3.500 muertos en combate, 2.500 por enfermedades, 7.500 heridos, de los que un tercio morirían más tarde, perdieron 50 barcos y 1.500 cañones fueron destruidos o capturados por Blas de Lezo y sus españoles. La victoria fue aplastante y el Imperio alejó la amenaza inglesa para siempre.

Pero ahí no acabó la cosa, porque España, en venganza, armó una pequeña flota y se dedicó a devastar y atacar fuertes y colonias inglesas en América, uniéndose además a los rebeldes americanos que luchaban por la independencia. Gracias a los ataques españoles y las bajas que causaron, los ingleses no tuvieron más remedio que dividir sus fuerzas para enfrentarse a la doble amenaza y los americanos pudieron enfrentarse con mayor éxito a los ejércitos ingleses. La hazaña de Blas de Lezo sigue siendo, a día de hoy, causa de admiración. Aquí no hubo tormentas, ni milagros ni suerte. Hubo valor, cojones, inteligencia y estrategia, cosas que a la España de entonces, aún en decadencia, todavía le sobraban.

Pero el problema es el siguiente: ¿Cuántos españoles conocen a Blas de Lezo y la derrota espantosa de la flota inglesa? Y no será por homenajes, porque Blas de Lezo tiene calles a su nombre, una fragata de la Armada lleva su nombre, tiene una estatua en Cartagena de Indias y su nombre figura en los libros de Historia, en los extranjeros, claro. ¿Cuántos vascos conocen la historia de Blas de Lezo? ¿Por qué se omite el nombre de Blas de Lezo de los libros de historia en los colegios e institutos? ¿Por qué se menosprecia en España los logros del pasado, que fueron muchos más y mayores que sus fracasos? ¿Por qué nos regodeamos con la derrota de la “Armada Invencible” de Felipe II (nombre que le pusieron los ingleses, por cierto) y en cambio desconocemos la derrota de la “Armada Invencible” del Almirante Vernon (y hubo otras derrotas inglesas)? ¿Por qué el español es tan ignorante de su Historia? Que miseria, que vergüenza, que falta de carácter y cuanta bajeza para un pueblo que antaño fue, sencillamente, el más grande.

Pero la tripulación de la Nave Mundo sabemos esperar, y llegará el momento en que todos estos monos ignorantes con aires de sabihondos lo pagaran bien caro, empezando por los políticos y sus sectarios. Estamos aquí, entre vosotros, observando, tomando nota y, sobre todo, esperando… Fin de la entrada 009. LOBO.