lunes, 15 de junio de 2009

DIARIO DE GUERRA. Entrada 022. Sin memoria histórica. La gran mentira del nacionalismo catalán. En la plaza de la Virgen Blanca de la capital Vitoria hay un monumento que conmemora la batalla del 21 de junio de 1813, donde una alianza inglesa y española derrotó a los franceses invasores de Napoleón. Fue una batalla decisiva, pues supuso la destrucción de un ejército francés compuesto por tropas de elite y veteranas cuyas perdidas fueron irremplazables. La estatua recrea la gesta con cañones y soldados, y a sus pies reza la leyenda: “A la independencia”. Si te acercas un poco más a la estatua veras que faltan dos palabras, arrancadas por el nazismo totalitario, ignorante y fanatizado del nacionalismo vasco, pues el mensaje al completo era: “A la independencia DE ESPAÑA”.

Esto que ocurre con la dicha estatua es norma en el País Vasco, donde el rancio nacionalismo ha intentado, en muchas ocasiones con éxito, borrar de calles, jardines, plazas y monumentos todo rastro, toda huella, que lleve a pensar que el País Vasco forma parte de España o que sus ciudadanos se sienten españoles. La miseria de los nacionalistas se fomenta en el odio, la ignorancia y la envidia, y llegan a todo con tal de justificar esa burda mentira que son los 7.000 años de historia vasca.

No solo en el País Vasco ocurre esto, sino que en Cataluña el ejemplo es el mismo, solo que en vez de ser un nazismo total, lo que impera abiertamente es un fascismo oculto bajo una tenue capa de barniz progresista, liberal y democrática, toda una gran mentira que se viene abajo en cuanto rascas un poco. Como ejemplo vamos a poner el “Día de Cataluña”, que se celebra cada 11 de septiembre, más conocido con el nombre de la Díada. ¿Y qué se celebra en la Díada? Pues supuestamente el levantamiento de Barcelona contra Felipe V de Borbón, que aplastó la resistencia de la ciudad durante la Guerra de Sucesión en 1714. Como tradición hay una ofrenda floral a la memoria de Rafael Casanova, el supuesto “héroe” del alzamiento. La Díada es una fiesta nacionalista, no nacional, y que celebran en su mayor parte los nacionalistas, no los catalanes, no hay que confundir términos, si bien dado que es día festivo, en Cataluña se aprovecha para gozar de la lúdica jornada.

Esto de no confundir los términos o emplear mal las palabras hay que tenerlo muy en cuenta, ya que los políticos catalanes (y algunos no catalanes) utilizan las palabras para implicar a la inmensa mayoría en sus planes y desvaríos que no comparten los catalanes. No son los catalanes quienes mienten en la Díada, son los nacionalistas catalanes; y no son los catalanes los que quieren salirse de España, son los nacionalistas catalanes, una minoría, por cierto. Los nacionalistas catalanes ponen como prueba de su “nación catalana” los sucesos ocurridos durante el 11 de septiembre de 1714, y mienten tan descaradamente, tan groseramente, negando deliberadamente los hechos históricos y las irrefutables pruebas, que cualquiera se reiría en sus barbas por lanzar al aire semejantes bulos, pero lo cierto es que hay muchos nacionalistas catalanes que se han creído esa mentira. ¿Por qué? Porque cuanto más se grita y repite una mentira, más posibilidades tiene de convertirse en una verdad que la gente necia e ignorante se traga sin pestañear.

Los nacionalistas aseguran que la Díada es la prueba irrefutable de sus delirios soberanos, argumentando que fue el pueblo catalán, cuya figura visible era Rafael Casanova, quien se levantó contra la tiranía de Felipe V, es decir, España. Esta es la primera gran mentira, porque lo que suelen omitir los nacionalistas es que Barcelona no se levantó contra España, se levantó contra la figura de Felipe V a favor de Carlos de Habsburgo, pretendiente al trono de España y es que, en 1714, en España se vivía una guerra civil que se conoció como la Guerra de Sucesión.

Tras la muerte sin descendencia de Carlos II, el último Austria, surgieron dos pretendientes al trono, Felipe V, francés de la Casa de Borbón, y Carlos de Habsburgo, de la Casa de Austria. Como ahora no es cuestión de entrar al detalle de las causas y las situaciones que se dieron en dicha guerra, resumir que los territorios españoles tomaron partido por uno u otro. Así, catalanes, valencianos y baleares, junto a los aragoneses, toman partido por Carlos de Habsburgo. Al otro lado, castellanos, vizcaínos y navarros toman partido por Felipe V. Como estamos hablando del Imperio Español, las demás naciones no pudieron quedarse al margen y tomaron también partido con la esperanza de poder obtener beneficios. Francia apoyaría a Felipe V, y el Imperio Austriaco, Inglaterra, Prusia y las Provincias Unidas (Holanda), al otro pretendiente. El campo de batalla fue el territorio español, y dado que Felipe V llevaba la iniciativa militar, decidió asediar Barcelona, ciudad de capital importancia. Ahí es donde entra la figura de Rafael Casanova.

Casanova no era un general, ni había destacado hasta el momento en nada. No fue tampoco un revolucionario, ni un independentista, ni tan siquiera nacionalista, como gustan de pensar los actuales nacionalistas catalanes. Casanova era un abogado de cierto renombre que poco antes del asedio había sido nombrado conseller en cap de la ciudad. Antonio de Villarroel, encargado de la defensa de Barcelona, era partidario de capitular ante Felipe V, igual que Casanova, pero ante la oposición de la gran mayoría se decide continuar con la lucha y fue entonces cuando Casanova toma el mando. Casanova decide luchar por España y por Carlos de Habsburgo. Esto es tan cierto, que su bando para reclutar defensores dice así:

“Se confía en que todos, como verdaderos hijos de la patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados con el fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por el rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España”.

Este bando existe (y fue escrito en castellano) y esta celosamente guardado por las autoridades catalanes, puesto que en nada se parece a las mentiras que propagan los nacionalistas. Casanova llamó a la resistencia contra la tiranía y salvaguardar la integridad de España, de TODA ESPAÑA. Aquí en ningún momento se menta la palabra independencia. Durante la batalla Casanova es herido, la ciudad capitula y Felipe V es nombrado Rey de España.

Cuando se habla de esto con algún fanático nacionalista y se le demuestra que sus argumentos independentistas son solo humo, se defiende diciendo que sí, era cierto que era una guerra civil, pero que Carlos de Habsburgo representaba la libertad de los pueblos y el foralismo (que para un nacionalista es lo mismo que autonomía) y Felipe V era la opresión, el centralismo castellano y el fin de la libertad catalana. Esta es otra gran mentira, porque Felipe V no era centralista ni suprimió las prebendas barcelonesas; al contrario, nada más ganar la guerra convocó a las Cortes de Cataluña y juró sus fueros, concediéndoles incluso más de lo que tenían. Y lo mismo hizo en Navarra y los territorios vascos.

Hay que añadir que la Guerra de Sucesión fue una lucha con muchos más frentes que la simple sucesión al trono español. También hubo luchas políticas, sociales y de otro orden, todo ello muy complicado de explicar aquí, pero lo que cuenta es que si Felipe V era tan magnánimo y con él no corrían peligro las libertades catalanas, ¿entonces porque se levantó Barcelona contra él? Como ya he dicho, muchos fueron los motivos, pero el principal era que Felipe V era francés, y los barceloneses no querían a un extranjero en el trono de España, querían a un español. Como se lee, todo esto no encaja con las mentiras que se cuentan en la Díada.

Nunca existió un reino catalán, ni un rey catalán, ni existió un levantamiento de Barcelona contra España y por la independencia. No hay clamor general en la sociedad catalana por la independencia. Nunca existieron los reinos catalanes, ni hubo un imperio con capital en Barcelona. Todo esto son mentiras de un pequeño número de políticos catalanes nacionalistas que envenenan con sus falsedades las relaciones entre catalanes y el resto de españoles. El problema radica en que ese minúsculo grupo de nacionalistas, gracias a la absurda ley electoral que tenemos y al estúpido comportamiento de los principales partidos políticos de España (PP y PSOE) ostentan un mayor poder que cualquier democracia sana les concedería. Dado que nuestra Democracia es corrupta y permite que gobiernen a su antojo los fascistas y nazis, los nacionalistas catalanes han encontrando un campo de cultivo ideal para sembrar su odio, intolerancia y mentiras contra todo aquello que sea español o hable de la unión de España. Afincados en su mayor parte en Barcelona, llevan a cabo un trabajo inquisitorial contra todo aquel catalán que no piense como ellos, y persiguen, escarnían y lapidan a aquellos que se sienten tanto catalanes como españoles. Así de claro y rotundo.

No obstante, la verdad esta ahí, por mucho que ellos la nieguen o la pretendan manipular. Allá vosotros, ciegos e ignorantes, si no deseáis poner fin a esto. El colapso español esta cerca, cada vez más, y son legión los que se quejan, pero muy pocos los que hacen algo por cambiar lo inevitable. Los catalanes son buena prueba de ello, votando una y otra vez a los mismos estúpidos políticos que les han conducido de ser una de las regiones más ricas, ilustradas y progresistas de España y Europa, a ser una carga para el resto de España, a ser los más intransigentes, empobrecidos económica y culturalmente, una sociedad que no participa de la vida política y que se siente desilusionada y engañada, atada y amordazada. A pesar de lo que cuenten los nacionalistas en la farsa que es la Díada, los catalanes son españoles y ellos, en su inmensa mayoría se siente así: ESPAÑOLES. Fin de la entrada. LOBO.

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